Su papel consiste en detectar y asesorar las dificultades escolares que surjan en un centro, realizando estudios personalizados al alumnado que presenta problemas notorios de aprendizaje, con el fin de establecer el consiguiente diagnóstico y programar la adecuada intervención pedagógica que cada caso pudiera conllevar.
Su principal función es participar en los programas de prevención y control del absentismo escolar y los de compensación educativa, con el objetivo de integrar en el sistema educativo a los alumnos que se encuentran en desventaja social.
Este programa tiene el fin de la reducción significativa de las tasas de repetición, el absentismo y de abandono prematuro de la educación y la formación.